Somos Pizzi y Cato y hemos ayudado a escribir un libro muy chulo y musical, para niños a partir de 7 años: se titula "LAS CUERDAS"

En el libro, Contrabajo, Chelo, Viola y Violín te cuentan cómo son, de dónde vienen, como suenan y mucho más. Nosotros te enseñamos cómo se cuidan, dónde tienen el alma, quién las cura... buscamos un tesoro... y hacemos este blog.

domingo

En busca del Tesoro. Pista 2. Viento del Sur

 
 
 Ay, Pizzi, esta calma chicha me pone nervioso... Y esos crujidos...cruac, crimc, crunmc
-Cato, calla un momento...Escucha  esa melodía de violín y piano.
- Oh, qué cristalino suena, Pizzi.
Y Cato se puso a bailar por la cubierta de puntillas como una bailarina de ballet.
El velero pareció despertar también de su letargo y, al ritmo de la música y de un viento caliente y espeso como sopa de calabaza, puso rumbo al Sur.
Nos sudaban hasta las orejas. Sólo teníamos un cuarto de coco y el equivalente a dos lágrimas de agua para llenar nuestras barrigas, que crujían tanto como los palos del velero.
-Pizzi, Pizzi, mira… dos golondrinas, ¿y si nos las comemos?
- No seas salvaje, Cato… ¡DOS golondrinas! ¡La pista 2! No las perdamos de vista.


Ilustración Núria Rodríguez


Nos pusimos los chalecos salvavidas y seguimos la trayectoria de las aves hasta que nos señalaron nuestro destino.

Miramos hacia el lugar indicado esperando encontrarnos con un crucero, una lancha de la guardia costera, un caballito de mar, una sirena... Pero, allí, en el inmenso océano, sólo había unos tipos que daban mucho miedito.

Nos lanzamos al agua tratando de escapar, pero una mano huesuda, fría y descarnada nos obligó a subir a un bote de remos negro y siniestro.

Cato se abrazó a mí temblando. Nos van a merendar, me dijo.
Cerré los ojos esperando sentir el aliento mortal en mi cogote. Pero aquellos esqueletos piratas, riendo con sus dentaduras al aire, sólo remaron alocados hacia un inquietante pasadizo de rocas … ¿Su casa... o nuestras tumbas? …(Continuará)

sábado

Las partes de la Viola

 
 

Ilustración: Núria Rodíiguez  (clica en la imagen para ampliar)

 

Viola ha venido a merendar y  a posar con su arco para que Núria los dibuje y Pizzi, que tiene mejor letra, escriba y señale con flechas todas las partes con sus nombres.
Y mientras Viola posa, Cato, entre pastelito y pastelito, nos da la tabarra para que le dejemos participar.

- Está bien, Cato, cuéntanos a tu manera, loquita y poética, cómo son nuestras amigas Las Cuerdas.
- ¡Gracias, Pizzi! Allá voy...Esspera, que tengo la fooca lleeena. Ya.
 
Los instrumentos de cuerda frotada son elegantes, de cuello largo y cabeza en forma de caracol, con orejas en las que se sujetan y afinan las cuerdas.
 
Su cuerpo tiene curvas marcadas. Y es, en ese cuerpo recurveado, donde el sonido que producen las cuerdas entra, vibra y sale por las aberturas que tienen a los lados y que se llaman efes.


- ¿Y quién frota a Las Cuerdas?, Cato.

- Pues, el arco. Ese tipo flacucho que siempre va con ellas. Y que las frota con las cerdas, que no son las novias de los tres cerditos, sino una ristra de pelillos  de crin de caballo que se les caen de tanto frotar.
- ¿Sabías, Cato, que si un arco tiene menos de 150 cerdas, es un arco calvo que necesita un trasplante? 

Y Cato se va a contarle las cerdas al arco de Viola que se parte de la risa, porque le hace cosquillas.
- Tienes 151 cerdas. Estás a un pelo del trasplante, colega. ¿Qué te parece mi participación en este post, Pizzi?
- Me gusta, tu manera de contarlo, Cato. Puede ayudar a los niños a recordar mejor las partes de Las Cuerdas.
- Y si las tienen que llevar al lutier cuando estén pachuchas, pueden contarle los síntomas a tu manera o a la mía:
  
“Señor lutier, a mi viola se le afloja una clavija" O "doctor, mi viola tiene una oreja a la virulé”  ja, ja, ja.

miércoles

En busca del tesoro: Pista 1. El pirata Spiccato


Ilustración Núria Rodríguez
 
Cuando acabamos de escribir el libro “Las Cuerdas”,  el  Violín nos invitó a comer. Antes de irse al Concierto, nos dijo con una risita sospechosa:
 
-        Os dejo el postre en el cofre del Tesoro. Seguro que os va a gustar.
 
-        Qué original – comentó  Cato, pastelitos en un cofre.
 
Pero, cuando abrimos el cofre del Tesoro, no encontramos los dulces que esperábamos, sino un pergamino con una nota sujeta con la pata de un cangrejo que decía:

 
¡Oh, no, Pizzi, me dan mucho miedo los piratas! Prefiero los pastelitos.
 
Cato temblaba. Tanto, que lo tuve que ayudar a agarrarse al caballito de mar que nos saco de las profundidades y nos dejó en la playa.
 
Ya fuera del agua, oímos una risa de ultratumba que nos puso las orejas mirando para atrás, seguida de una melodía de chelo y piano que nos dejó clavados en la playa, como sombrillas en verano.  

Pensé que la música era preciosa, pero también inquietante… las primeras notas nos habían hipnotizado.
 
No sabemos de dónde salió aquel enorme pulpo con un 1 tatuado en su cabezota. Por señas nos dijo que lo siguiéramos. Sin protestar, fuimos detrás de él hasta toparnos con un barco pirata.  
 

Ilustración Núria Rodríguez

El pulpo nos subió a cubierta sin esfuerzo. Y con sus ocho patas nos ayudó a ponernos los chalecos salvavidas. Antes de desaparecer, hizo una reverencia para que viéramos bien su número 1 tatuado. Nos quedamos solos.
 
-      Pizzi, no hay tripulación. ¡Es un barco fantasma!

-      No tengas miedo, Cato- le dije, intentando que no me temblara la voz. ¿Te imaginas que encontramos un Tesoro? Eso sí que sería una aventura.
 

-        Ay, Pizzi, que no tengo el cuerpo para aventuras… Es todo tan raro… ¿Qué vamos a hacer?
 
-        Está claro, hermanito, encontrar las pistas y  ya veremos a dónde nos conducen.  El 1 de la cabeza del pulpo es la primera pista…

-        ¿Y la música?
 
-        ¿La  música nos lleva a la pista, o la pista nos lleva a la música? Deberíamos pensar un poco.
 
Cerramos los ojos. La música seguía sonando. Y hasta nos marcamos unos pasitos de baile para relajarnos. Cuando acabó la melodía, nos sentamos en la popa del barco esperando una señal.
 
Un escalofrío recorrió mi espalda. Y ¿si no había pistas… y si el barco se hundía… y si regresaban los piratas…?  (Continuará)
 
 
Nota: Os recomendamos leer primero la crónica. Luego, escuchar la pista 1 del CD e imaginar todo lo que os contamos y así sentir como nosotros los sustos y las emociones de esta aventura musical.

domingo

Conoce a los musicos de “LAS CUERDAS”

Seis músicos han hecho posible que nuestro libro tenga música original
  
 
 
Los seis son grandes profesores que, además, dan conciertos, componen, viajan..., tienen sus vidas, trabajan y ensayan mucho, así que les agradecemos un montón que se metieran en este lío de componer, interpretar y grabar las 9 pistas del CD que acompaña a nuestro libro “LAS CUERDAS”
 


        *       Mar Serra: piano y composición

        *       Franco Molinari: contrabajo

        *       Lluna Aragón: violín

        *       Elisa G. Pola: violonchelo

        *       Ricardo M. del Fresno: viola

        *       Núria Rodríguez: viola y composición
 

  
¡Muchas gracias, artistas!
 
 
Sin vuestra colaboración la aventura final en la que Cato y yo vamos en busca del Tesoro no hubiera quedado tan chula y divertida. 
Y por último, aquí os dejamos una sopa de letras que hemos cocinado con algunos instrumentos. A ver si los encontráis entre la lista de ingredientes que os dejamos más abajo.

¡Que no pare la música! y muchos besos de Pizzi y Cato

LAS CUERDAS Núria Rodríguez -Tesa Medina

 

¡Tachán, con ustedes, Las Cuerdas en cuerpo y alma!

¡Por fin! Las Cuerdas, con su CD de música compuesta, interpretada y grabada expresamente para este libro. Unas composiciones  muy chulas que ambientan la pequeña aventura que tenemos mi hermano y yo en las páginas finales en busca de un tesoro.

Pizzi os manda un beso. No puede dejar la novela que está leyendo porque es de mucha intriga, así que me ha encomendado a mí, Cato, que haga este post a mi entero gusto ratonil.

Como podéis observar, he venido en plan informal, con mi calzón de baño y mi flotador. Porque, en cuanto acabe, me voy a hacer unos largos a la Barceloneta, que está aquí al lado.

 
Dejaremos las presentaciones oficiales para septiembre.

Pero Las Cuerdas ya se han estrenado como libro en una feria en Barcelona.
Aquí las podéis ver junto a esos muñequillos tan graciosos y el juego de Memoria con los dibujos de Núria, nuestra ilustradora.

 
Y aquí tenéis a Núria posando con  salero al lado del limonero. Uy, me ha salido un versito muy majo.


-¿Un versito? Un ripio, Cato.

- Ostras, Tesa, qué fuerte! Me llevas tatuado en el brazo. ¿Es de verdad o lo has puesto con el fotochop?

- Eso no se cuenta, Cato de mis entretelas.

Tesa es la secre, la que escribe lo que se nos ocurre a Pizzi y a mí o a Las Cuerdas.

La foto se la hizo Núria en la feria. Lo más difícil fue que no tapara el libro con sus cacho-manos.  

-¡Qué gracioso! ¿Acaso he hablado yo de tu barriguita cervecera y tu look de chiringuito?

Ni caso, peña. Qué paséis un buen verano.

¡Nos vemos en septiembre!

Oh, oh, que me olvidaba: si alguien quiere comprar el LIBRO +CD  por correo, o desea más información, nuestras amigas os atenderán con mucho gusto en esos e-mails de más abajo. 
Muchos besos,  Cato.



“…Coge tu sombrero y póntelo,

vamos a la playa, calienta el sol.

Chi ri bi ri bi po po pom pom,

chi ri bi ri bi po po pom pom…”


martes

Chelo, crónica de una velada de boxeo



Chelo, calzón amarillo, tupé a lo Elvis,  acaba de propinarle un derechazo a la Viola da gamba que se lamenta desde la lona de su mala estrella.
Domenico Gabrielli, que se encuentra entre el público, ha prometido componer ¡un solo! para Chelo. Y un tal Beethoven incluirlo en sus Sonatas.
-Porca miseria- se lamenta la Viola derrotada- Sólo es un recién llegado. Mi sonido es más chulo y clásico.
Los teloneros Pizzi y Cato cierran la velada con una exhibición de artes marciales de lo más peliculero.

Cato, calzón verde, barriga cervecera, no entiende que el flacucho de su hermano le haya derrotado por KO.
Pizzi, calzón rojo, camiseta blanca marcando chocolatinas pectorales, exhibe sus bíceps de vencedor.
*****
¡Un médico, un medico!, piden desde las últimas filas de la sala.  El lutier se da por aludido y corre con su maletín como un poseso.
Intriga, suspense… ¿Tragedia?
No, un pequeño susto. Un arco se ha aflojado el tornillo más de la cuenta y ha sufrido una distensión aguda. El lutier le recomienda una vuelta de tuerca y más cordura.
Al finalizar la velada, Chelo celebra la victoria con una gran fiesta. Y la Viola da gamba vuela rauda a la Costa Azul donde le espera un Quinton francés de muy buen ver.
(Crónica enviada desde el lugar de los hechos por nuestra corresponsal)






domingo

Os presento al Contrabajo


¡Ya tenemos el libro impreso, qué emoción! Sólo falta mezclar y pulir el CD, aunque a mí y a Cato ya nos suene bien como se grabó.

-Pero, Pizzi, es que nosotros no tenemos oído.
-Exacto, Cato, sólo tenemos orejas. Una al lado de la otra.  
Para que vayáis haciendo boca, le he pedido a la “secre” que os  ponga fragmentos del libro, ahí va el primero. ¡Señor Contrabajo, su turno!



Ilustraciones de Núria Rodríguez


Huy, qué nervios. Hola, soy el Contrabajo.
 
Se podría decir que mi madre fue una viola da gamba y mi padre un violone bajo.

De mamá heredé los hombros caídos, el cuerpo de curvas suaves y la cintura.

De papá, el cuello hacia atrás, el caracol del clavijero, las cuatro cuerdas y las aberturas en forma de efe.

Por mi talla XXL, la orquesta pasaba de mí. Hasta que el contrabajista
Domenico Dragonetti le mostró mis encantos a su amigo Beethoven, que me incluyó en fragmentos de sus Sinfonías, y Schubert me adoptó para su quinteto La Trucha...
 
....y hasta aquí os puedo contar…

sábado

El nacimiento de "Las Cuerdas"


Todas las ilustraciones son de Núria Rodriguez


Una tarde de verano a viola se le ocurrió que podríamos hacer un libro sobre los instrumentos de cuerda más numerosos en la orquesta: contrabajo, violonchelo, viola y violín.

-¿Dónde se ha visto que dos ratones medio loquitos y unos instrumentos de cuerda hagan un libro? - se burló  la guitarra.

No os quiero aburrir con las discusiones que generó en el grupo la idea de viola, sólo deciros que al día siguiente nos pusimos en marcha. 
Piano con sus ochenta y ocho dedos tecleaba en dos portátiles a la vez la información que le aportaba cada instrumento.
Los arquitos traían bocatas, refrescos y helados. Arpa tomaba notas con su letra antigua y curvada.
Mientras, clavicémbalo repetía pesimista: “Esto no va a salir bien, esto no va a salir bien…”
 


 
Cato navegaba por internet y yo, Pizzi, me convertí en un ratón de biblioteca.

Cuando tuvimos una montaña de papeles y la cabeza como un tambor de tanto pensar cómo íbamos a elegir, ordenar y contar todo lo que habíamos recopilado sin que los niños lloraran de aburrimiento, aparecieron ellas

Núria, la ilustradora. Nos gustó su sonrisa, aunque nos tuvo que prometer que aceptaría  nuestras condiciones:


Nos dibujaría siempre guapos y graciosos en diferentes escenarios y con  tinta y acuarela. Y no le importaría repetir los dibujos hasta que quedáramos satisfechos.
 
-Acepto- dijo con una sonrisa de las suyas, y sin más, se puso a esbozar distintos modelos de orejas para mí y Cato.


Y Tesa, la escritora. Nos pareció lo suficiente  chiflada como para meterse en esta historia. Aunque tuvo que comprometerse a:


Respetar nuestro estilo, no enfadarse por querer decirlo todo con pocas palabras. Y aceptar que los coordinadores del proyecto éramos dos ratones.
 
-¡Vale, chavalitos! He tenido peores jefes –fue todo lo que dijo y se puso a currar.
 
Y así fue como el libro ilustrado y musical  “LAS CUERDAS”, que está a punto de nacer,  empezó su aventura. 

(continuará)