Cato
estaba hecho un lío con el árbol de Navidad y me estaba poniendo la cabeza como
un tambor.
-
Me gustaría un abeto de verdad, Pizzi, pero me da mucha pena que se ponga
pachucho con la calefacción o se muera de
melancolía por estar encerrado en nuestra casa, lejos de sus amigos. Oh, es horrible. No sé qué hacer...
-Pues
adornamos un árbol artificial y ya está.
-Ya,
Pizzi, pero es que quiero que huela a abeto, que cuando lo mires sueñes con
renos, que…
-
Cato me estás volviendo majara con tanta indecisión, hagamos una “tormenta de
cerebros” (que consiste en que cada uno aporta varias soluciones al problema).
Después
de muchas ideas descabelladas, decidimos que lo mejor era adornar un abeto de
la montaña y celebrar allí nuestra
Fiesta de Navidad.
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Clica encima de la foto para ampliar) |
Cansados,
pero felices dormimos como una boa constrictor después de comer.
Aquella
noche nevó sin parar. Salimos temprano de casa para arreglar los adornos y poner
los regalos debajo de nuestro maravilloso árbol, pero…
-¡Oh,
no, qué desastre!
Todo
lo que quedaba a la vista de nuestro abeto era la estrella colgando de un hilo.
Y nuestros amigos llegarían al mediodía...
-Esto
va a ser una caca de Fiesta, se lamentó Cato, tirándose bolas de nieve en la
cabeza de lo enfadado que estaba.
Pero
cuando se trata de pasarlo bien, no hay que lamentarse, sino poner
remedio.
Así
que, mandamos un wasap a Núria y Tesa
para que nos ayudaran a preparar la Fiesta:
“SOS, os
necesitamos. Top secret al resto de la
pandilla. La Sorpresa se sirve fría”
Núria
se encargo del pícnic navideño. Incluidos los dulces; y de convencer a nuestras
amigas Las Cuerdas de que podían pasar un
rato con nosotros si se abrigaban un poco antes de la actuación.
Tesa
compró un árbol de broma en el chino de su barrio. Lo adornó con restos de
Navidades pasadas y un espumillón dorado,
un poco hortera, pero que en la nieve relucía como el sol.
Benoît
alquiló un camión pequeño. Trajo el piano de Mar y a nuestras amigas Las Cuerdas, además de unas cajas de vino, y dos
quesos que olían a pies, pero que estaban de rechupete.
El resto del equipo de "Las Cuerdas" llegó en una furgoneta. Oscar iba probando la música enlatada que animaría la Fiesta.
Laura
nos bailó un Kazachok que ya quisieran los bailarines del Bolshoi...
... mientras nuestros músicos: Lluna, Franco, Ricardo y también Núria trataban de entonar a sus Cuerdas y afinarlas para el Concierto. Y Mar mimaba a su piano que tenía las teclas como cubitos de hielo.
... mientras nuestros músicos: Lluna, Franco, Ricardo y también Núria trataban de entonar a sus Cuerdas y afinarlas para el Concierto. Y Mar mimaba a su piano que tenía las teclas como cubitos de hielo.
Hasta
nuestro abeto de broma, parecía vivo y olía a abeto, contagiado por el entorno,
las risas y la música. ¡¡Ha sido la mejor Navidad de nuestra vida!!
Sí,
ya sabemos que todavía no es Navidad, pero nosotros lo celebramos antes, porque
nuestros amigos tienen familia y compromisos esos días.
Y
porque el equipo de “Las Cuerdas” te
quiere desear, antes que desconectes del cole y te líes a jugar con tus regalos,
unas ¡Felices
Fiestas!
Ah,
y hablando de regalos, si todavía no tienes “Las Cuerdas”
con su CD o quieres regalárselo a un amigo,
no te prives y pídelo a Noel, al Tío, a los Reyes Magos o a nosotros, ¡sin gastos de envío en Navidad!
Nota: si te quieres entretener en saber algo más de
nuestros amigos de la foto final clica AQUÍ y AQUÍ